Sus atributos más frecuentes son la podadera y otros instrumentos de jardinería, llevando fruta en su ropa o una hoz, y también con una cornucopia en la mano.
De haber cometido la imprudencia de apoyar la espalda en la pared, nos hubiéramos visto cortados en dos tan limpiamente como por obra de unas gigantescas podaderas.
Se empleaba para ello un instrumento llamado podadera, con doble filo en los lados opuestos, uno muy cortante y otro más robusto como una boca de hacha.