Siguió precalentando esta señora para que las familias, los funcionarios y las abuelas no se atrevieran a ir a protestar y todo quedara visualmente en una algarada de perroflautas antisistema.
Yo he conocido a una muy buena señora en cuya casa ocurrían fenómenos extraños de telequinesia: puertas cerradas, se abrían violentamente, pequeños objetos rodaban sin que nadie aparentemente los moviese.