Y cuando los guardias los correteaban, vencedores y vencidos iban a encumbrar el volantín en los potreros vecinos, junto a las acequías anchurosas de los alrededores.
La vida humana, como la naturaleza en general, no están gobernadas por reglas de ingenio, sino por leyes tan anchurosas y lúcidas como los espacios celestes.
Amplio vacío un espacio estelar contempla signos que se harán dulzura, convivencia, espanto de existir, y mano anchurosa recorriendo asombrada otro cuerpo.