El día segundo por la mañana le faltó el habla, la calentura era aguda, no hubo intermisión, sudó, tenía palpitaciones por todo el cuerpo y en la noche convulsiones.
La muerte o la victoria pondrá el sello a nuestros afanes: ellos seguirán sin intermisión, hallándonos siempre el riesgo en cualquier parte que se nos presente.?