En cantidades moderadas favorece las percepciones sensoriales, la actividad locomotriz y el despertar; sin embargo su consumo excesivo puede producir taquicardia, gastritis o insomnio.
En consecuencia, no sólo se debe tener velocidad y fuerza para jugar al squash también poseer una capacidad de reacción visual y de respuesta locomotriz muy rápidas.
Entres las cualidades a desarrollar encontramos una mejora sustancial de los reflejos y de todo el motor locomotriz del niño que practica estos juegos populares.
Experimentos animales han demostrado que esta actividad de pautas y de pasos puede iniciarse al dar pasos guiados en una cinta rodante (entrenamiento locomotriz).
En animales, se ha demostrado que ciertos medicamentos también alzan la sensibilidad de la médula y mejoran aún más los resultados del entrenamiento locomotriz.