La nupcialidad prematura es una señal de poco equilibrio social, los divorcios aumentan en forma alarmante, poniendo punto final a una unión que debiera ser para toda la vida.
El retraso de la nupcialidad lleva aparejado un descenso automático de la fecundidad de una determinada población, pues la inmensa mayoría de la descendencia nace dentro de las parejas estables.
Por otra parte, al disminuir la población joven retrocede también la nupcialidad y fecundidad, lo que provoca un envejecimiento demográfico progresivo en estos países.