Vivo una vida sencilla, como es la del pobre pión: madrugón tras madrugón, con lluvia, escarcha o pampero, a veces, me duelen fiero, los hígados y el riñón.
El triunfo sonrió a los pamperos, que en cuatro jornadas solo habían sumado tres puntos, la victoria puede ser el punto de inflexión para encontrar el camino a la recuperación.