En casos extremos, una pedrada al escaparate o un rayajito de punta a punta, con la mismísima tijera de podar, en la carrocería de la furgoneta del interfecto...
Poniéndose a su altura, los profesionales evaluaban los obstáculos visuales y físicos, sugiriendo los cambios: podar setos, rehubicar carteles, bajar papeleras, etc..