Muy por encima del esforzado grupo expedicionario el gran sendero abierto en la montaña retumbaba como si su infernal hacedor volviera a pasar por él con premiosa alevosía.
No se trata de una explicación premiosa ni de difícil lectura, sino que está presentada de forma clara y resulta útil para seguir las explicaciones posteriores.
Así declinaron las estaciones, unas esbeltas y otras con semanas ceñidas de luces violentas, sin que sus llamadas premiosas llegaran hasta nuestro ámbito.