La amenaza de mal tiempo había puesto tensa la atmósfera como el hueco negro de una campana en la que el silencio parecía freírse con susurros ahogados y secretas resquebrajaduras.
Una vez atravesado el dintel, del otro lado de la arista inferior no existe este deterioro y se ve una línea perfectamente horizontal y lisa, casi sin resquebrajaduras.
Tan grande fue la cantidad de humedad que penetró por sus resquebrajaduras que parte de su hábito se deshacía marchito hacia su mano, como observaron los médicos examinadores.